lunes, 19 de diciembre de 2011

De Brasil a tu cabeza (Adelanto de la revista de El Teatro Bar)


Macaco Bong: De Brasil a tu cabeza

De visita por El Teatro Bar, de la mano de Pez, charlamos con Bruno Kayapy, guitarrista de Macaco Bong, una de las bandas más interesantes del circuito brasilero actual.

El tipo estaba sólo. Sentado con un sombrero de cowboy, con los pies apoyados en otra silla y con una aparente cara de pocos amigos; ajeno a los gritos que provocaba la play en el camarín. Nos acercamos y nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. Las risas, la música y el portuñol nos acercaron a una charla entre dos países.

¿Cómo fue en tus comienzos tu relación con la música?

            Comenzó con mi familia, mis padres son amantes de la música; pero yo no tuve mucha influencia de la música que ellos escuchan. A los 7 años empecé a tocar intuitivamente, cuando cumplí los 8 años, mi primeros discos fueron Nevermind de Nirvana y Cowboys from Hell de Pantera. Entonces enloquecí, y estaba escuchando el día entero ese disco de Pantera, y mi madre decía: “Noooo” (Risas).  
Pero después se puso feliz, porque con 11 años ya quería tomarme la música en serio, empecé a tocar el violín y música clásica brasilera, fui a Conservatorios. Con 12 años era un metalero que escuchaba música pesada, clásica, estaba 12 horas por día tocando en mi casa. No quería ir a la escuela, sólo quería tocar la guitarra. A los 15 años tuve mi primera banda; Macaco Bong es mi segunda banda. También creo que mi formación musical fue altamente intuitiva. Casi no tenía amigos, porque me invitaban a jugar al fútbol y no iba. Hasta que Pantera me cambio la vida… (Risas).

El origen

Macaco Bong es una banda que nació en Cuiabá, estado de Mato Grosso, Brasil en 2005 - nos cuenta Bruno. Tocamos en todo Brasil a través del Circuito Foro Do Eixo consolidando nuestra identidad, y también generando lazos con otros países. Sacamos un disco llamado Artista Igual Pedreiro.

El título del disco cuya traducción es Artista igual obrero (2009), dice mucho sobre esta banda que hace del circuito independiente una atmósfera propia y compartida, un camino y puente, una red que se autogestiona a través de festivales y gestiones asociativas mas allá de lo musical. La sinergia de la cultura que trata de esquivar los monopolios de los grandes sellos y conectarse de manera alternativa con la mayor cantidad de personas y lugares posibles.

¿Cuáles son las referencias musicales?

Las referencias son varias, el rock, jazz, el metal.

¿Es un desafío combinar todos esos géneros en un sonido propio?

Es la forma que encontramos de expresar nuestra música. Somos instrumentales, es una bola de rock, un poco pesado. No tenemos más pretensiones que la de tocar lo que nos gusta.

La relación con Pez
Si bien Macaco Bong es diferente a Pez, comparten por momentos algunas intenciones estéticas, pero por sobre todo, la libertad del hacer, el desafío tácito de lo instrumental y la conexión humano-musical.
¿Cómo nació la relación Pez y Ariel Minimal?

Nosotros los llevamos a un festival que organizamos allá, Calango, tuvieron muy buena repercusión y nos hicimos muy amigos. Después surgió la idea de venir a la Argentina, tocamos juntos en Niceto Club y ahora aquí. En octubre van de vuelta a Brasil.

Brasil y su contexto musical

La escena brasilera se encuentra en un momento muy interesante, en donde nuevos formatos de tecnología social a través de Internet están funcionando mucho.
La música de Brasil es vista como un estereotipo, pero no es sólo eso. Se ve a una música brasilera de vanguardia, como Caetano Veloso, Gilberto Gil, Hermeto Pascoal, Elis Regina, Tom Jobim. Pero las cosas han cambiado, aparecen bandas nuevas que se suman a un lenguaje de música clandestina.
Todo se ha diversificado, hay muchos estilos de bandas en Brasil, muchos artistas en diferentes géneros. Esto no pasaba en los años 90, ahora hay una integración de distintos estilos que se ve en muchos festivales, y el público brasilero adora esa diversidad.   
            Como banda tenemos un proyecto que se llama Macaco Bong y convidados, y armamos una movida nocturna de invitados en un estudio llamado SP, en San Pablo, en donde una vez por mes, con invitados diferentes tocamos en nuestra casa.

¿Cómo toman el desafío de la comunicación de su música?

            Al principio fue gracioso, porque éramos demasiado pretenciosos; también éramos managers y  productores de bandas. Cuando empezamos con Macaco, también pensamos que era una forma de conectarnos, con las ciudades pequeñas. En ese entonces se empezó a fundar el Circuito Foro do Eixo y se dio un intercambio mayor entre los estados: Goiás, Brasilia, Rio de Janeiro, San Pablo, Belo Horizonte, comenzaron a integrarse. Brasil es un país muy grande, y demoró cerca de 5 años para que todo el país se conectase, trabajando todos los días, 24 horas, con ese objetivo.
            Siempre fui músico, siempre trabajé de esto en toda mi vida. El proceso es muy satisfactorio, vivimos de esto, así como otras bandas, a través de la creación de una red colaborativa. Esta movida creada por los propios colectivos a través de bancos de servicios que las bandas intercambian entre sí.




Desde la distinción de su origen en Matto Grosso y su inquietud en conectarse con todo el Brasil para conocerse y darse mejor a otras culturas, Macaco Bong nos trae su rock de piedra, selva y ciudad salpicadas por refrescantes curiosidades musicales. 




(Gracias a Natacha Guevara por sus fotografías)