La actriz, guionista, directora y cantante portuguesa María de Medeiros ha forjado una carrera dirigida por cineastas de la talla de Joao Cesar Monteiro, Philip Kaufman, Manuel de Oliveira, Istvan Szabó, Bigas Lunas, Quentin Tarantino e Isabel Coixet entre otros.
Entre las más de 50 películas en las que ha participado cabe mencionar: Silvestre / Henry and June / Tres Irmaos / La Divina Comedia / La tentación de Venus / Huevos de oro / Pulp Fiction / Air bag / Capitanes de Abril / La canción más triste del mundo / Mi vida sin mí / Pasolini / Dos Fridas y Ordem moral.
Ha editado tres discos: A Little More Blue 2006 / Penínsulas & Continentes 2010 / Pájaros eternos 2012
Una
luciérnaga entre los claveles
En
ocasión de su visita a Valencia, para ser galardonada con la Palmera de honor
por su trayectoria en el Festival La Mostra, la actriz, directora y cantante
portuguesa María de Medeiros hizo un repaso de su camino artístico.
María
nació en Lisboa, sus primeros años estuvieron influenciados por un ambiente
familiar inquieto y cosmopolita, su padre pianista y compositor, y una madre
periodista emigraron hacia Austria cuando ella era pequeña, desde un Portugal
sumido en una prolongada dictadura militar.
“Nací en Lisboa pero crecí en Austria,
en Viena. La Revolución de los Claveles (de 1974) revolucionó también nuestra
vida familiar. Volvimos a Portugal, junto a otros tantos portugueses. De niña
viví muy de cerca ese período revolucionario y la construcción de la democracia
portuguesa, que es una democracia, siempre me gusta decirlo, muy sólida.
Mi madre era periodista política, entonces
tuve la suerte de conocer personalmente a todos esos protagonistas de la
revolución, escuchando lo que decían. Y es curioso porque yo era muy austríaca,
muy cuadrada y todo me parecía horroroso. No es que todo me pareció fantástico
de inmediato, todo me parecía que estaba sucio. Mis padres me llevaban a las
manifestaciones y había que besar a muchos desconocidos, porque de repente todo
el mundo era muy afectivo.
Pero cuando tuve 12 años empecé a tener
amigos y a entender un poco que todo eso era genial, muy divertido; comencé a
tomar conciencia de que todo eso que pasaba en el país lo tenía que contar.”
Esos
cambios desembocarían en inquietudes que encontrarían su máxima expresión
personal en el cine. Su debut se produce a una edad muy temprana y con una
condición muy particular: cambiar el apellido paterno por el de su abuela
materna, de Medeiros, que adoptaría para el resto de su carrera. Su padre era
un compositor muy reconocido en su país, y María no quería que se pensase que
había obtenido su papel por ese motivo y que su trayectoria estuviera marcada
por la sombra de esa fama.
“Cuando empecé en el cine tenía 15 años;
mi idea era seguir en Bellas Artes, pero tuve un profesor increíble, esas cosas
pasan a veces, los profesores son tan maravillosos que nos cambian el destino.
Era un profesor de Filosofía y de Teatro, varios alumnos del último año del
Liceo decidimos ir a Francia a estudiar Filosofía.
Luego un amigo me convenció de que tenía
que presentarme en el Conservatorio, en los concursos, en donde son muy bestias
porque son miles de candidatos. Yo no tenía tiempo para estudiar bien, sabía
que había una escena impuesta para entrar en la Escuela de Teatro que era de La
Gaviota (de Chejov), de la cual sólo me sabía las escenas hasta un cierto
punto.
Entré a escena, y un chico a quien no
conocía (que fue tan importante y al que jamás volví a ver) me ayudó a hacer la
escena; ahí estaba yo con La Gaviota, totalmente perdida, esperando a que
llegase el momento en donde ya no sabía más el texto, con lágrimas y toda roja…
y justo alguien dice: “Gracias señorita.” Justo en el momento en que ya no me
sabía más el guión. Ahí entré en la Escuela de Teatro, ahí bifurqué de nuevo y
deje la filosofía.”
En
esa etapa de formación a todo nivel, cada uno va encontrando su camino y sus
formas.
“Cuando entré al Conservatorio de París
aprendí muchísimo, lo principal que se aprende en una gran escuela es la
modestia. Fue una suerte estar en contacto con varias culturas y tener esa
formación clásica del teatro francés, fue muy interesante porque pude
desarrollarme tomando de un lado, tomando de otro.
Hay cosas del Actor´s Studio, que me
gustan mucho, pero no voy al 100 % con esa escuela, para nada; lo que le critico es que sea muy
determinista, y luego los actores parece que tienen que vivir todo el día
adentro de su personaje. En la tradición francesa hay una relación con el texto
muy importante. Lo que siempre nos dicen es que el actor no importa, lo que
importa es el texto. Tampoco tanto, en lo personal intento hacer una síntesis".
En
la concepción de María, la construcción de un personaje preserva una parte de
inconsciente y de misterio, porque así como no lo sabemos todo de la gente que
nos rodea, tampoco lo sabemos de nosotros mismos. Esa lucha constante con ese
lado que desconocemos, esa máscara inconsciente habla, forma parte del hacer de
un personaje, de su existencia con toda su fuerza y potencial poético.
Ya
lo había pensado Luigi Pirandello, nadie conoce a nadie, y en esa niebla de
percepciones, ahí vamos, en ese juego de palabras, espejos y ecos que se
pierden con la ilusión de encontrarnos bajo la luz efímera de un relámpago. En
ese malabar de sombras está el arte.
“Soy como un apartamento a disposición
de los personajes que me toca interpretar. Ellos vienen, lo habitan y yo
aprendo de ellos durante ese tiempo”.
A
su vez en ese proceso está en marcha una relación con el autor y sus ideas.
“Lo más divertido es intentar de
entender el mundo que propone cada cineasta”.
Consultada
sobre una mirada retrospectiva sobre su múltiple obra, destaca la diversidad
como una matriz recurrente. Como ya ha dicho en otra ocasión: “Todos los artistas deben estar atentos
a lo inesperado”.
Su
venida a la ciudad de La Mostra despierta en María sensaciones muy personales.
"Soy una enamorada de Sorolla, y lo
veo en todas partes, esta luz de Valencia…”
España, sus actores y
directores también tienen varios capítulos en su memoria.
“Recuerdo que el rodaje de Air Bag fue
muy divertido, muy loco, los chicos estaban muy acelerados. Karra (Elejalde) es
genial, he vuelto a trabajar con él algunas veces más, entre las cuales está una
película portuguesa muy curiosa llamada Adán y Eva. Manuel Manquiña que luego
está en Capitanes de Abril… fue una filmación muy graciosa. Fue una experiencia
alucinada, ya había visto otras películas de Juanma (Bajo Ulloa) y es alguien a
quien admiro mucho.”
Isabel Coixet
“Me gusta mucho Isabel, creo que refleja
algo del espíritu de Barcelona y es una de las cosas que más me gusta. Además
es totalmente ciudadana del mundo, filma el mundo con mucho amor, ella pone
mucho de sí misma en cada película".
Bigas Luna
“Todos los que participamos en Huevos de oro lo recordamos como algo maravilloso, había un hedonismo, una celebración de la vida, del hecho de estar vivos y que venía totalmente de Bigas. Recuerdo algunas cositas de ese rodaje, una es que Bigas tenía un cuarto para él y otro cuarto para un jamón. Entonces ponía el jamón en la bañera y después, al final del día, él lo cortaba y había jamón para todos.
A veces Bigas estaba tan a gusto, tan a
gusto delante del video, viendo todo, que se dormía. Entonces se paraba todo el
equipo, nadie lo despertaba… era como en Las mil y una noches, en donde el sultán
tiene el gato que se duerme en la manga y cortan la seda de la manga para no
despertar al gato. Bigas era como el gato que estaba ahí durmiendo, era
lindísimo ese momento porque se paraba todo hasta que el director se despertaba
de su sueño".
Gonzalo Suárez
“Otro gran escritor, en eso lo puedo
comparar un poco con Joao Cesar Monteiro. El cine de Gonzalo viene totalmente
de su literatura, El detective y la muerte fue una peli bestial, la rodamos en
Polonia, en Varsovia, muy dark, muy oscura, pero muy bonita; fue la segunda
película con Javier Bardem. Habíamos hecho Huevos de oro y después nos fuimos a
lo opuesto: de Benidorm, el sol y el jamón, a Varsovia con -15 grados. Fueron
dos muy lindas experiencias".
Una película bisagra: Henry
and June
“Henry and June significó un antes y un
después en mi carrera, de repente fue un papel muy importante, la responsabilidad
de hacer a Anaïs Nin. Fue lindísimo el trabajo con Phil Kaufman, en ese film descubrí
por primera vez el cine con muchos medios. Rodamos todo en París, la trama
sucedía en el período de entre guerras, los llamados Años Locos, los artistas,
los escritores americanos.
Todo el equipo era francés, de otro
nivel. Trabajar con Philippe Rousselot… sigue siendo un gran amigo, un director
de fotografía increíble. Un poco a lo Visconti, porque se dice que Visconti no
filmaba cosas plateadas si no eran verdaderamente de plata, no filmaba un encaje
si no era verdaderamente un encaje. En la película fue un poco así, la ropa que
llevaba, los vestidos, los encajes, las perlas, era todo original.
Una cosa maravillosa, y yo que venía de
un cine todo de cartón, un cine portugués muy pobre, muy creativo pero con
menos recursos. Para mí fue un ¡guauu! Luego trabajar con muchos actores
anglosajones, la disciplina que eso exige y que me gusta mucho. Y el mundo
literario, porque fue una inmersión de leer mucho; y la visibilidad que logró
la película lo cambio todo.
Esa película, curiosamente, también es
una película histórica porque inició la categorización de películas para
mayores de 17 años, porque al haber mucha desnudez en el film, nada exagerado, pero
los Estados Unidos, tan puritanos, se plantearon la creación de esa categoría.”
Tarantino
“Conocí a Quentin cuando iniciaba su carrera, en un
pequeñísimo festival de cine independiente en Avignon, en uno de sus primeros
viajes a Europa. Él había visto Henry and June en donde actuábamos Uma Thurman
y yo, y eligió a las mismas dos actrices para hacer su nueva película que era muy distinta.
Esto expresaba muy bien la curiosidad de
Quentin, el hecho de que es una esponja, de que todo le interesa, está súper
antenado, ve todo. La gran diferencia de esas dos películas es la visibilidad
que tiene una película norteamericana con respecto a otra de cualquier lugar
del mundo.
La gente pasa a conocerte, como actriz;
pero desde mi punto de vista fue trabajar con dos artistas más. Tanto Phil como
Quentin, son gente muy ligada a la literatura que escriben admirablemente.
Tengo una teoría sobre Quentin cuando me
hablan de la violencia de sus películas. Cualquier película hoolywodiana
Blockbuster, cualquiera, no existe una película sin que se maten por lo menos,
digamos… 150 figurantes que no importan, tienen que morir. Eso no le parece
violento a nadie, porque no importa, porque son figurantes; porque existen los
que importan y los que no importan. El cine estadounidense está lleno de
ideología, es el ministerio de la propaganda de los Estados Unidos, a muchos
niveles: económico, político, etc.
¿Qué hace Quentin? En sus películas
prácticamente no hay figurantes, él escribe con mucho amor cada uno de sus
personajes, nos hace querer a sus personajes. Porque les da unos diálogos
geniales, unas manías, en fin, los hace existir y luego les vuela los sesos. Y
decimos: ¡Qué horror! Pero es así como tiene que ser, que alguien muera, un
personaje, que es un ser humano, aunque ficcional, tiene que darnos horror. Lo
que no puede ser es que nos acostumbremos a la diferencia de ver gente morir,
que todos los niños lo vean y que parezca normal.
De alguna forma, Quentin apunta al
estándar de violencia, que sí que existe, y lo apunta con vehemencia, con
fuerza artística. Encuentro que Quentin es un director muy feminista y muy
moral.”
Pulp Fiction
“Quentin sabía que iba a ser una gran
película. Yo me acuerdo que fue uno de los guiones más extensos que leí en mi
vida, muy denso, muchas páginas: de haberlo leído, y haber pensado: ´Esto lo
quiero hacer, esto va a ser genial. No sé quién va a ver esto…`.
De todas las películas pienso lo mismo
jaja. Pero Quentin tuvo este golpe de genio que tocó al mundo entero, que
inventó algo distinto, un estilo. Es un autor muy copiado, pero nadie hace lo
que él hace.
Creo en ese toque. El presupuesto era
muy pequeño, todas esas grandes estrellas de la película pensaban: ´Uhh vamos a hacer un film de arte, de este
chico joven`. Pensaban que ese chico tenía algo, esa era la atmósfera, pero
nadie sabía que iba a pasar realmente.”
Elección de películas
“Tengo quizás esa inocencia de decir,
esta película me apetece, esta no. Lo que sí me di cuenta, es que en Estados
Unidos, en Los Ángeles, en donde me he divertido mucho, que es una ciudad que
no es ciudad… es divertido, es loco, pero nunca quise realmente vivir ahí.
Comprendí que ellos cuando tienen algo que funciona tienden a usar la receta
hasta el final. Entonces después de hacer esas películas me llegaron muchos
guiones que no me han convencido mucho.
Yo tenía un gran proyecto en mi vida que
era hacer Capitanes de Abril. Entonces entre hacer una versión de algo que ya
habían hecho o hacer algo que tenía mucho significado en mi vida, pues preferí
esto último.
Hay una anécdota al respecto de mis
tiempos en Los Ángeles. Tenía un agente muy importante, de una agencia que
representaba a algunas de las grandes estrellas que aparecen en Pulp Fiction.
Entonces tu agente te manda un montón de guiones, te sientes superimportante,
lo lees y ya te sientes menos importante jaja.
Un día el agente me dice: ´María, tienes que leer absolutamente este
guion esta noche, porque tienes que dar una respuesta mañana`.
Me leo el guión, al día siguiente hablo
y le digo, sí puedo, pero es algo un poco raro porque el personaje es una senegalesa….
Y él me dice: ´Portugal, Senegal…`…”.
Primer largometraje como
directora y guionista: Capitanes de Abril, el sueño de su vida.
“Es tan difícil hacer una película, que
mejor empezar por lo más difícil. Hay que estar muy involucrado personalmente con
el proyecto, como en el caso de Capitanes de Abril que fueron 13 años de obstinación
para hacerla.
Esta Revolución de los Claveles es muy
especial, es algo único en la historia de la humanidad por que fue muy
civilizada y joven, hecha por militares que no se quedaron con el poder, que no
tenían esa intención. Que vino realmente de un sentimiento de injusticia muy
verdadero, de 13 años de una guerra colonial atroz.
Eran militares muy jóvenes, despreciados
por la izquierda de la metrópoli porque estaban al servicio de la dictadura,
eran despreciados por los colonos porque no lograban nada y sólo perdían las
batallas. Al final se empezaron a identificar cada vez más con los guerrilleros
a los que combatían, y ese sentimiento de estar haciendo una injusticia sin
razón durante tantos años los llevó a hacer ese golpe de estado con la idea de
que habían matado mucho gente, aquí se acabó, no matamos a nadie más.
Lo lograron y tengo un orgullo tan
inmenso de esa revolución, de haber conocido a esas personas. Fueron 13 años de
colaboración con ellos, en particular con Salgueiro Maia, que fue ese joven con
29 años que tuvo toda la responsabilidad en sus espaldas de destruir o no
Lisboa. De esas multitudes que saltaban por encima de los blindados, él era un
tipo muy tímido y que luego no paró de esconderse.
Puedo contar algunas cosas sobre él. Lo
conocí con mi padre y con mi madre, tenía 21 años cuando empecé a hacer la
investigación para la película, porque mis padres me habían dado unos textos de
él que no habían sido publicados.
Porque muchos de los militares de Abril
escribieron sobre la experiencia de la guerra y sobre el 25 de Abril. Yo leí
eso, me pareció muy bueno, entonces había que ir a un cuartel a visitarlo. Pedí
la ayuda de Teresa Aguirre, las dos con 21 años. Llegamos muy intimidadas,
Salgueiro Maia más intimidado aún.
Entonces nos llevó a su escritorio y nos
dijo: Aquí esta lo que tengo (hace una imitación tosca de los modos del
militar). Nos dio un tesoro, un montón de obras, que luego fueron editadas en
libros que ya no se encuentran. Ahí había material inédito, en un desorden
total. Nos asignó un cabo para que nos ayudara y se fue, huyó. Entonces
estuvimos ahí todo el día, separando lo que era relativo a la guerra, haciendo
fotocopias.
Creo
que me han dejado hacer la película porque les di la lata, tanto, tanto, tanto
durante trece años, volviendo a presentarme y reescribiendo el guión que
finalmente la película se hizo. Fue milagroso, porque realmente hoy en día
sería imposible recrear esas escenas de Lisboa, rodar con los tanques".
La
última película dirigida y por María de Medeiros se llama "Aos Nossos
Filhos", basada en una obra de teatro de Laura Castro, actriz y autora
brasileña.
Enmarcada
dentro de la diversidad de conceptos y personajes de su carrera, María aborda una historia sobre nuevas formas de
entender una familia, la adopción, la homosexualidad y los desafíos que todas
estas situaciones nos plantean.
La
película fue un desafío en todo sentido para María, y le permitió conocer un
Brasil muy adelantado en cuestiones de género; pero estos temas se vieron
ensombrecidos por un momento “tristemente histórico” en el país debido a los resultados
de las últimas elecciones presidenciales. En su rol de guionista, junto a
Laura, María aprendió mucho sobre los procedimiento de los bancos de esperma y
la adopción, un mundo desconocido para ella y que plantea preguntas muy
interesantes de cara al futuro.
¿Cómo fue el proceso de
interpretación del personaje de Judith Ferreto en la película Dos Fridas?; ¿Cómo
lo viviste?
“En ese caso me propuso la idea la
directora, Ishtar (Yasin Gutiérrez). Judith Ferreto fue una mujer costarricense,
una enfermera muy especial porque de hecho solo trabajó con genios. Ella se
formó en la URSS y era muy comunista, algo que tenía en común con Frida.
Prácticamente sólo atendió a grandes artistas, fue con un poeta de Costa Rica a
México, ahí conoció a Frida y luego fue la enfermera de Diego Rivera también.
Al inicio le dije a Ishtar que no
manejaba el acento costarricense y no tenía tiempo para trabajarlo bien, pero
ella me dijo que el personaje era muy atípico, una mujer muy viajada, hablaba ruso,
no era una costarricense típica.
Luego, trabajar con Ishtar que hace el
papel de Frida, y ¡está igual! Ella tiene una relación muy especial, muy
visceral con el personaje, fue muy bonito.
No me pasó muchas veces, pero cuando
estás trabajando y actuando con la directora, estás muy predispuesta a ayudar,
porque es un peso enorme en los hombros de esa persona y no fue nada fácil para
ella.
Fue un rodaje muy difícil, esto es muy
típico del cine… como había muy poco dinero, ella necesitaba una hacienda antigua.
En donde encontró ese lugar, por un precio muy bajo, fue en el estado de
Guerrero, al lado de Iguala, uno de los peores lugares de México, en donde
desaparecieron a los 43 estudiantes (Ayotzinapa). Fuimos atacadas por narcos,
todos escapamos con mucha suerte. Ishtar es medio iraquí, es una sobreviviente,
una luchadora increíble y logró una película que desde mi punto de vista es
preciosa y la está enseñando por todo el mundo”.
El cine y sus diferentes
contextos, el arte de contar historias…
“Según en qué país se filma hay grandes
diferencias, de atmósfera, de relación, de dinero, pero siendo muy sincera hay
algo que me fascina mucho y que es prácticamente igual en todos los países,
cualquiera que sea el presupuesto de la peli que es precisamente el lado de la
artesanía. El foco, la marca en el suelo, los códigos entre los actores del
equipo, las luces… todos realmente en el mundo sabemos esa gramática y eso es
muy bonito.”
Proyectos
En el horizonte de María,
aparece “Eureka” un proyecto del director argentino Lisandro Alonso en donde
participaría con Viggo Mortesen, Catherine Deneuve y Chiara Mastroianni entre
otros.
“Admiro la obra de Lisandro, y he leído
un guión fantástico para esta película, aunque todavía no están confirmadas las
fechas de filmación.”
En el aire de la sala queda
el eco de su sonrisa, junto a una levedad lúdica y singular que la acompaña.
Agradecimiento
especial a Eduardo Guillot, Director artístico del Festival La Mostra de cinema
de València, quien dirigió los diálogos con María, posibilitando la
participación de los periodistas acreditados, entre los que tuve el placer de
encontrarme, tanto en la Master class como en la rueda de prensa que brindó la
artista.