jueves, 22 de febrero de 2024

38 edición del Festival de cine

La Mostra de Valencia a pesar de todo

        En esta edición del año 2023, del Festival de cine La Mostra de Valencia, se pudo celebrar nuevamente la posibilidad de conocer otras miradas en torno al ámbito cinematográfico del Mediterráneo.

            El Festival se inauguró en 1980 y celebró 32 ediciones hasta 2011, año en la que corporación municipal decidió cancelarlo. (En la actualidad las sombras de nefastos comentarios políticos amenazan su futuro). En 2018 La Mostra de Valencia regresó para brindarnos la posibilidad de conocer historias, conmovernos y motivar nuestro pensamiento para ayudarnos, entre otras cosas, a intentar comprender un mundo tan convulso, lleno de intolerancias y tragedias.

            Desde sus inicios personalidades del ámbito cinematográficos como Vittorio Gassman, Yves Montad, Pedro Almodóvar, Emir Kusturica, Giulietta Massina, Claude Chabrol, Theo Angelopoulos, Alberto Sordi, Ferzan Ozpetek, María de Medeiros y en esta ocasión Paolo Sorrentino, han visitado Valencia para presentar su trabajo al público, además de compartir sus experiencias profesionales y artísticas.

        A continuación hare un repaso de algunas de las películas proyectadas y otras menciones particulares de este año.

Riverbed

        Un mujer que reside en una acostumbrada soledad autosuficiente en un entorno rural de Líbano, recibe la inesperada visita de su hija, desilusionada, divorciada y embarazada. Este nuevo contexto, expondrá una relación marcada por una distancia entre ambas que será puesta a prueba.

        La historia tiene una primera parte bien marcada en donde vemos la vida cotidiana de la madre, una mujer diferente al contexto de su entorno. Trabaja en una especie de oficina de consultas, tiene una estampa de una mujer que ha pasado los cincuenta con vestigios de una belleza pasada y un ceño marcado que solo parece desbloquear la alegría de un amante en traje que la pasa a buscar en un auto, para llevarla a una meseta que da vistas a las montañas. En el primer viaje que vemos ella saca medio cuerpo de la ventana del coche, cerrando los ojos y sintiendo la libertad del viento como una especie de respiro, paréntesis a la monotonía de su vida, quizás también de un pasado que siempre acecha.

        Un segundo encuentro es cancelado por ella misma, desviándose por un camino secundario en donde encuentra a una señora a la que acompaña a una reunión de vendedoras de tupper. Luego de cantar obligadamente el himno nacional en un entorno de mujeres entusiastas por ese acontecimiento, decide abandonar ese encuentro. En su regreso charla con un vecino indignado porque su hijo fue reclutado por milicias militares situadas en las montañas. Regresa a su casa, una estructura de cemento venida a menos y distinta a su entorno, llena de sombras, una especie de refugio necesario pero asfixiante a su vez.

        En la segunda parte del relato, un auto moderno llega de noche a la casa. Una mujer joven entra y al no encontrar a nadie, decide recostarse a descansar. Al despertarse es apuntada con un arma por su madre, quien al reconocerla le confiesa que no esperaba ninguna visita, menos una tan inesperada. Al día siguiente el vínculo roto se mimetiza en el silencio de la casa y las protagonistas; un silencio que va más allá de esa madre e hija en particular y que sólo un grito desesperado en la noche volverá a acercarlas.


        El director Bassem Breche no pudo acudir al festival por la situación que genera el conflicto en Gaza, pero contamos con la presencia de Omaya Malaeb, arquitecta de profesión y con una acotada experiencia actoral, quien interpretaba a la hija en el film.

        Ella nos cuenta que el nombre de la película proviene del original en árabe que significa "el estanque de la doncella", que proviene de una caída del agua presente en la película; en donde una novia montada en un caballo, perdió la vida en el estanque. Al cual van a visitar madre e hija, quizás reflexionando tácitamente sobre todas las mujeres del lugar y su entorno, sobre todas las madres y las hijas, sobre el tiempo y la maternidad.

        Nos cuenta Omaya que el lugar en donde se desarrolla Reverbed fue donde se crio el director; un sitio marcado a fuego por la guerra civil libanesa en torno a los años 80, que abreva en el film muchas historias de mujeres que criaron en ese entornor, ante la ausencia de los hombres en guerra, a sus hijos. Un tiempo marcado por el abandono, la soledad y el sentimiento de pérdida de un pasado perdido para siempre, que las mujeres afrontaron como un enorme desafío vital para ellas y para quienes criaban.

        A partir de todo ello, vemos las consecuencias en la historia de una madre y su hija. Ante la pregunta de quien escribe, sobre la mujer en Líbano, en relación papel preponderante del silencio como elemento constitutivo en la película, Omaya nos responde:

        "No sé si mi respuesta sólo vale para las mujeres de Líbano o también de otros países. Las mujeres en Líbano, en las familias tradicionales, tienen que mostrar en público que todo va bien con su familia, con sus hijos, con sus maridos, pero nunca sabemos como se sienten de puertas para adentro, en casa. Entonces, con estos silencios el film busca omitir esta apariencia pública y vemos que Salma (la madre), la protagonista, vive un poco como ella quiere vivir, sin ajustarse, sin dejarse regir por esta fórmula de apariencia, de la fachada pública. Ella decide vivir de forma independiente y llevar su vida íntima de forma muy discreta, para tener su propia libertad.

        Bassem, el director, busca mostrar que esta fórmula no vale para todas las personas, todas las familias. Que esto de la familia tradicional en realidad es un mito. Con el silencio, en realidad lo que estábamos tratando de decir es todo aquello que las mujeres no pueden decir."

    Riverbed ha ganado la Palmera de oro de la 38 edición de La Mostra de Valencia; el premio a la mejor fotografía y a la mejor banda sonora. 

https://www.youtube.com/watch?v=VvIVbf_dOF4


         Paolo Sorrentino  

        En esta ocasión el galardonado con la Palmera de honor fue el director italiano Paolo Sorrentino, autor de películas como "La gran belleza"; "Il divo"; "Un lugar en donde quedarse"; "Silvio (y los otros) y "La mano de Dios" entre otras.

        Algunas de las frases más destacadas en su paso por Valencia:

        "El cine, el fútbol y la religión son tres formas de espectáculo y por eso aparecen en mis películas", ha asegurado respecto a su pasión por retratar a líderes como Giulio Andreotti -'Il divo'- y Silvio Berlusconi -'Silvio (y los otros)'- , la iconografía vaticana -'The Young Pope' y 'The New Pope'- y el efecto Maradona en Nápoles -'Fue la mano de Dios'. "La política, sin embargo, no es un espectáculo, es la construcción de las relaciones de fuerza entre las personas. Supone una amplificación de estas relaciones tanto entre poderosos y débiles, entre mujeres y hombres, o entre hombre y hombres...". Aun así, no está nada interesado en el análisis de la actualidad: "No me ocupo de la crónica, que me parece vulgar, sino de la Historia", aseguró al negarse a comentar la acción política de Giorgia Meloni o la guerra en Gaza. 

        En las preguntas estuvo presente su vinculación con los grandes maestros del cine italiano, pero especialmente con Fellini, por la vinculación que la crítica y el público encontraron entre 'La grande bellezza' y 'La dolce vita' por el retrato que ambos hacen de Roma: "Trato de no inspirarme en él, porque si no haría una mala copia; pero admiro mucho a Fellini, sobre todo, porque tenía la capacidad de mostrar cómo los seres humanos no están adaptados al mundo, aunque sean ricos y guapos". 

        Todavía no ha tenido tiempo de comprobar las similitudes entre València y su Nápoles natal, pero asegura no sentirse especialmente un cineasta mediterráneo, aunque admite que hay elementos que le vienen de cuna: "La ironía es lo más napolitano de mis películas". Y también el fútbol: "Me emocioné más viendo a Maradona que en cualquier cine, porque a él lo vi jugar cuando era un adolescente, y entonces las emociones eran más potentes". 

        Precisamente, ha vuelto a Nápoles para rodar su siguiente película 'Parténope', en la que indaga en la mitología, pero no quiso comentar nada al respecto. En ella volverá a explorar una de sus obsesiones: "La belleza, según creo, reside en la complejidad del ser humano y en nuestros esfuerzos cotidianos por descifrarla. La mujer tiene una complejidad superior al hombre, por eso me gusta que protagonicen mis películas". Espera que con estas cintas y las siguientes pueda merecer la Palmera de Honor que le acaban de entregar y que considera "prematura": "Mi vida ha ido más allá de las expectativas que tenía, albergaba tan pocas que las he alcanzado rápidamente; por eso tengo el estado de ánimo bajo, ya que ahora no sé cuáles son las siguientes", concluyó. 


After the end of the world

        Un documental que ejerce una reflexión sobre Beirut, capital del Líbano, a través de las ruinas de una pasada guerra civil, la reconstrucción, el tiempo como rector de las ausencias y superposiciones urbanas. A partir de testimonios relevantes y una mirada retrospectiva y personal del director, el film es un testimonio cargado de desencanto y rebeldía ante lo naturalizado en la memoria de una ciudad maldita.

        En la exploración de Beirut vemos grandes tomas en donde el tejido urbano y los ciudadanos conviven "atrapados en un presente sin fin, entre un pasado que no morirá y un futuro que ha sido cancelado".

        Bernard Khoury, reconocido arquitecto libanés, expresa la influencia del mercado en una reconstrucción salvaje, post guerra civil, con la metáfora de Beirut como una gran sala con muchas personas que se dan la espalda entre sí. "Al igual que las personas, los edificios no dialogan a menos que haya algún proyecto colectivo", expresa el arquitecto.

        La historia es un mosaico de fragmentos: Ziad Antar, un artista que muestra las diferencias entre los mapas inmobiliarios y lo que realmente está construido; imágenes de archivo de periodistas extranjeros que visitaban a los padres del director, Nadim Mishlawi, cuando este era un niño en plena guerra civil; la vista de Beirut desde el mar en la barca de un pescador.  Desde allí, Antar toma fotos de la ciudad. "Para romper con la tradición documental, no tomo fotos para mostrar, sino para sentir." 

        A su vez, George Arbid, arquitecto vinculado a la preservación del patrimonio moderno árabe, lleva a la tripulación a un pueblo de montaña más allá de Beirut para ver su espacio arquitectónico favorito: una combinación de rocas y cedros que conforman un refugio natural que incluye árboles de 2.000 años de antigüedad. El humor y el absurdo también tienen sus momentos en el film, para tratar de sobrellevar una memoria colectiva que pareciera sobrepasar la capacidad de asombro de beirutíes y extraños.

        Entre la realidad con sus capas superpuestas de tiempo y olvido, la memoria personal emotiva y un sentir colectivo aturdido, hay un espacio limítrofe en donde las ciudades y los lugares nos guardan sus secretos y sus desventuras.

Marina, umplugged

        En un teatro vacío la líder de un partido de extrema derecha ensaya diariamente su discurso, para presentar el unipersonal con el que espera convocar a sus simpatizantes en torno a su ideología.

        Originalmente pensada como una obra de teatro, el film nace cuando este tipo de formaciones estaba cercada por un cordón sanitario que decían les impedía expresarse, pero con el paso del tiempo han llegado a las instituciones. Ese desfasaje hizo pensar a los autores que habían llegado tarde, pero según sus palabras "el magma político hace que creamos que se estrena en el momento preciso".

        Para expresar a través de un personaje una retórica que se pretende exponer, los realizadores consultaron "textos de la nueva derecha, el populismo a modo Vox, neoliberalismo, nacionalismo; también hay citas de grandes filósofos como Kant, así como una inmersión en el pensamiento de izquierda, que también es una parte fundamental de este tipo de discursos".

        Sus autores contaron en rueda de prensa de que se trata de un "falso documental", concepto que ha generado diversas reflexiones a partir de una historia que bien podría ser real, pero es protagonizada por una candidata inventada a quien crearon para que no sea alguien con quien identificarse, pero tampoco antipática, sino elegante.

        Una apuesta de riesgo para acercarse desde adentro a discursos retrógrados y explorarlos de manera crítica. La película inaugurará La Mostra de Valencia, ciudad en donde Vox es socio preferente del gobernante Partido Popular. En palabras de Juan Manuel Badenas, portavoz de Vox en el Ayuntamiento valenciano, La Mostra de Valencia "debería desaparecer", al considerarlo "(...) un chiringuito que sirve simplemente para la colocación de personas".

Broken keys 

        La película nos cuenta la historia de un pianista en busca de una oportunidad para escapar de una Siria azotada por la guerra. Las facciones extremistas han prohibido la música y las formas modernas. En ese contexto una frágil esperanza a través de la música, y el dolor por no tener que mirar para atrás, provocarán en el protagonista dificultades y contradicciones que lo pondrán a prueba.

        Un refugio en un sótano en el que un precario sentimiento de comunidad convive con el terror permanente, un piano destrozado por la intolerancia, la posibilidad de huir a Europa, la niñez, el pasado y el adoctrinamiento, explorar el desconocido territorio devastado para conseguir otra pieza más que encaje con la idea de futuro, una mujer miliciana y las decisiones entre la vida y la muerte.

        Esa prisión interminable para la mente en el tiempo psicológico de las personas y la posibilidad de escapar del horror, hacen pensar a quien escribe en un cuento llamado La esperanza, de Villiers de L´Isle-Adam que se encuentra en "La antología de la literatura fantástica" de Borges y Bioy Casares.

Lost country 

        Siempre es muy interesante reflexionar sobre las esquirlas que ha dejado la disolución traumática de la ex Yugoslavia. En este caso, la historia se sitúa en la actual Serbia, en el año 1996, y nos cuenta la historia un estudiante adolescente y su madre, portavoz del gobierno de Milosevic. A través de sus amigos, una nueva compañera, las crecientes manifestaciones por la negativa del gobierno a aceptar una derrota electoral y otras nuevas señales, el jóven va descubriendo una nueva forma de ver las cosas que lo enfrentan a una gran disyuntiva de supervivencia.

        Vladimir Perišić, el director, nos cuenta que la película expresa "cómo la política se abre camino en nuestras relaciones más íntimas y cómo la persuasión, la seducción, incluso la ternura, a pesar de su apariencia no violenta, pueden desempeñar un papel en nuestras luchas de poder".

        La historia abreva en la propia historia personal de Perišić, y en la hija del criminal de guerra Ratko Mladić; el director cree que el film "tiene ecos de lo que está sucediendo ahora, cuando el autoritarismo y el nacionalismo regresan a Serbia y mientras la extrema derecha gana terreno en todo el mundo amenazando a la democracia. Me siento muy vinculado a la historia de la revolución yugoeslava y estoy convencido que Milosevic traicionó los valores de la izquierda, porque tras la caída del Muro de Berlín, mezcló ideas de la izquierda y la derecha, o sea practicó el fascismo, para permanecer en el poder."

        Una exploración emocional sobre la realidad y su relación con la violencia política a la que prestar mucha atención.

Alam 

        La película nos lleva a un colegio secundario con jóvenes palestinos en Israel, la aparición de una hermosa y misteriosa nueva compañera y la víspera cercana del día de la independencia de Israel que coincide con el aniversario del trágico exilio palestino.

        La abulia adolescente, la rebeldía sin sentido, una mezcla de resignación y orgullo deprimido, las banderas como símbolos de lucha, el despertar de la conciencia política y un contexto que a cada paso va expresando un conflicto tan latente como a punto de explotar.  

        El joven protagonista, sus padres, sus compañeros, su nueva compañera, sus profesores y las divergencias de la memoria, su tío que ha caído en la locura (en una historia que se devela trágica, profética y simbólica), lo que no se dice pero esta presente, todo configura una coral forma de ver una realidad, tan compleja como cotidiana, desde distintos prismas.

        En esa aparente naturalización que contiene contradicciones de un conflicto que parece no tener fin, las capas de violencias acumulada esperan como magma el estallido de nuevas ofensas. 


Dancing on the edge of a volcano

        Una terrible explosión en el puerto de Beirut, Líbano, en el año 2020 genera una devastación en la zona, incluyendo en su espiral a una productora a punto de empezar una película. Las vicisitudes de quienes componen el proyecto, quienes deciden seguir adelante con el rodaje a pesar de los innumerables inconvenientes, es la historia que cuenta este documental dentro del proceso de otra película.

        La atroz explosión debido al almacenamiento negligente de una sustancia altamente inflamable, sumado a las restricciones de la pandemia, la devaluación de la moneda, la escasez de combustible para generar electricidad, el menguante presupuesto, la peripecia del actor principal para llegar desde Palestina, los positivos de Covid, la lluvia, los daños en las oficinas de la productora, las protestas civiles en la calle en medio de un país con cicatrices que no terminan de cerrar, hacen del documental una panorama interesante para comprender la tragedia, el caos y la generación de admirables formas de resistencia.

        La película original, Costa brava, Líbano, narra la historia de una familia que decide irse de Beirut, lejos de la gran urbe con sus problemas y su contaminación. Pero su nuevo hogar cerca de las montañas se ve amenazado por la construcción de un vertedero cercano y las dudas de algunos integrantes sobre la utopía del nuevo oasis. Toda una metáfora, toda una paradoja.

        El documental no está exento del humor tragicómico, de la compasión y la comprensión, de las miradas sobre el presente y el futuro de las niñas gemelas que son parte del film, y las reflexiones intergeneracionales entre la directora y su padre; además de un sinfín de cuestionamientos entre el sentido de pertenencia y la posibilidad de la vida misma en el país que te ha tocado nacer.




















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