Tano de fierro
Dice la leyenda que Iorio lo mando a buscar para que integrara Hermética, pero el que vino fue otro tano del Oeste, Antonio Romano. La confusión se terminó cuando finalmente se unieron para hacer Almafuerte, en una dupla que con respeto, fraternidad y conexión musical, se mantiene como la más importante del heavy metal nacional.
¿Cuál es tu primer recuerdo de tu acercamiento a la música?
Siempre tuve inquietud por la música, vengo de una familia de italianos, de la zona de Nápoles. De chiquito estaba acostumbrado a estar en reuniones familiares grandes, y ellos lo que hacían es lo que acá se llaman las coplas, allá ellos le llaman canzonetas napolitanas. Las canzonetas son cuentos de los pueblos que cuentan las cosechas del vino y demás, ellos se juntaban a hacer voces: uno se juntaba y hacía la primera voz, la segunda, la tercera y cantaban. Así que de chico me interesó mucho eso, y después a los 8 años vi por televisión a Oscar Alemann, en los Sábados circulares de Pipo Mancera, y de ahí… Siempre me había gustado la guitarra, pero cuando vi a ese hombre dije: “Me parece que lo mío va por este lado”. También jugaba muy bien al fútbol, jugaba de 7 y de 9, arriba, pero después llego Hendrix, llego Creedence, los Beatles y todo eso… y ahí empecé.
¿Cuándo empezaste a forjar tu propia identidad musical, tu propio sonido?
Desde pibe, lo que hacía eran mis canciones. Por ejemplo grabé un disco que se llamó Puesta en marcha, el primer disco que hice solista. En ese disco grabé canciones como Banderas rojas, Los años de plomo, esa música es de que cuando tenía 16, 17 años. El riff de Desde la carne, es un riff muy viejo, lo toqué con agrupaciones como Tronador o Reloj. Hasta que cuando nos juntamos con Ricardo empezamos a componer.
¿Cómo lo conoces a Ricardo?
A Ricardo lo conozco de un taller de un muchacho, que ahora sigue, que hace los equipos boggies. Un día fui porque me estaba armando un equipo a mí y resulta que cae Ricardo, porque en esa casa ensaya V8. Entonces Ricardo me dice: “A mí me dijeron de que vos tocas bien”. Después nos juntamos en el 95.
¿Qué crees que encontró él en vos para compartir el camino de la música, más allá de lo musical?
Creo que a pesar de que él ya era una persona pública, porque era muy conocido y se destacaba por sus letras (aunque tocó las canciones de él y son increíbles), después yo las arreglo de otra manera, eso ya inspiraba un cierto respeto y creo que a él le paso lo mismo. Porque creo que soy uno de los músicos más queridos que tuvo Ricardo al lado, él realmente me lo demuestra y a la gente realmente se lo demuestra. Nosotros somos de mirarnos y con una mirada decimos 10 o 20 palabras.
Del otro lado se ve eso…
Viste. Entonces no necesitamos llamarnos todos los días para decirnos que somos amigos. Por ahí no hablamos por un mes, cuando nos enganchamos nos decimos las cosas que nos tenemos que decir. Cuando pasa algo lo aclaramos en el momento. Hay un aprecio mutuo, cada uno como camarada. Yo lo aprecio a él como artista, no solamente como amigote o todo lo demás. Es un gran referente que tenemos en la nación y ojala que algún día pase, que en algún libro de la escuela haya una poesía de Ricardo Iorio. Él me demuestra cariño, respeto y siente que soy un buen músico y que soy un gran guitarrista. Además a lo largo de estos años, hemos podido hacer una dupla dentro del rock pesado metalero.
Eso genera una gran admiración en el público, un respeto ganado
Entonces empezamos a compartir las composiciones. Cuando hago una canción le dijo: Ricardo, acá tenes toda esta música. Yo no le voy a preguntar a él, si esta bien o esta mal lo que escribe.
¿Cómo son esos intercambios?
Grabó en mi casa, en un estudio chiquito que tengo, hago la música. Más o menos toco la batería, el bajo, la viola y tarareo una melodía y se lo doy a Beto, Bin y a Ricardo. Él lo que me pide son solos, él sabe de que en el estudio improviso también. Los solos quedan una vez que quedaron en el disco, ahora mismo en vivo los temas grabados los sigo improvisando porque aprendí a tocar la guitarra así. Improvisando, metiéndome con otro guitarrista, mejores y peores también quizás. Entonces hago las canciones y las reparto, viene Bin, grabamos, con una batería que tengo y eso es una preproducción.
¿Te acordás de alguna anécdota que a la gente tal vez le interese conocer de la banda?
Escúchame, un día estábamos grabando el disco Fondo blanco. Nosotros nos quedábamos en el estudio porque… te lo voy a decir, consumíamos muchas cosas… Voy a cumplir ahora 10 años de sobriedad, 10 años loco, contra 25 tóxicos en mi vida. Exploté, no dí más.
Entonces habíamos terminado de grabar y nos quedábamos en el estudio hasta… las 8 de la mañana, escuchando los discos y fuerte para colmo! El chabón dueño del estudio, Álvaro, se iba a la mierda como diciendo: “A estos locos no los puedo parar”.
Saliendo del estudio, en un hall había una tele y vimos la pelea de Bonavena con Cassius Clay. Y estábamos con el riff (hace el sonido con la boca y marca el ritmo) y ese tema prácticamente lo armé en el estudio. Porque Fondo blanco fue muy cómico como salió, fue uno de los discos que más pego en la historia de Almafuerte, y eso disco lo terminamos de redondear en un bar a las 8 de la mañana, los dos solos mirándonos tomando menta con vodka al lado de SADAIC, con Rufino, y un montón de tangueros que estaban ahí.
¿De qué hablaban en esas horas de la madrugada? ¿De qué te acordás?
De lo locos que estábamos y dijimos: “Vamos a meternos a grabar un disco”. Teníamos “A vos amigo”, que iba a ser tema para “Iorio y Flavio 2”, y resulta que Flavio (Cinciarulo, bajista de los Cadillacs) no sé que pasaba, tardaba y tardaba y dijimos: “Loco vamos a entrar al estudio y grabar un disco”. Empezamos a terminar los temas adentro del estudio. Bueno, vimos la pelea de Bonavena y Ricardo estaba con que la letra esto, con que la letra lo otro y le dijo: “Loco, hacele la canción a Bonavena!”.
Porque era lo mismo que nos pasó a nosotros cuando metíamos 20 o 30 personas, se rompía el micro; llegábamos a nuestras casas sin un sope. Lo único que queríamos era que nuestras mujeres nos dijeran: “Hola, ¿cómo te va?”. Mugrientos, sin un mango y ese sacrificio que vimos en esa pelea, esa valentía. La letra empieza hablando de los pares, porque esta interpretando la lucha del tipo. “Yo y mis pares estamos acá para dar lo que hay que dar”.
Como decía Bonavena a todos después de la pelea… “¿La guape no?”. Como diciendo: perdí, pero estoy tranquilo, porque la guape…
Si, la guapeó. Totalmente. Bueno, esa fue una anécdota musical, después hay millones… Una vez fuimos a tocar a Federación, Entre Ríos, te estoy hablando del año 95, viste que hay termas ahí. No son como las que están ahora, antes eran un agujero en el medio de la nada, salía un chorro de agua. Entonces llegamos a las 6 de la mañana, era el cumpleaños de Ricardo, junio, frío total; nos pusimos en calzoncillos y nos metimos adentro de las termas. El micro se fue, nosotros que habíamos dejado la ropa arriba del micro, salimos en calzones gritando: “Ehhh” Eran las 5 de la tarde y nosotros queríamos salir. Venían los jubilados, nos veían a nosotros y se iban a la mierda, decían: “Hay cuatro sidosos ahí, que se quieren curar” (Risas).
La humildad de un gran guitarrista que en un rato de su tiempo, luego del recital en la Sala Ópera de El Teatro Bar, nos habló de sus sensaciones y vivencias, además de contarnos algunas cosas de su andar con Almafuerte.
Gracias a Mechi Bidart por sus fotografías
que grande el tano, geniales las entrevistas. saludos!
ResponderEliminar